Hay un muro con un cartel que dice “TODO LO QUE DEBERÍAS HABER HECHO” y viene con un rollito abajo. Si tiras puedes descubrir una lista enoooooooooorme de los “pendientes”. Y la lista discrimina: “Pendientes del Año” y, peor aún: “Pendientes en la Vida”.
Y es que la sociedad entera siempre deposita en nosotras (ni hablar nosotras mismas) una cantidad de expectativas, demandas y obligaciones, esperando que nos convirtamos en la versión femenina más funcional posible. Y no da. ¿Y tù? ¿Qué miras? ¿Quién eres? ¿Qué esperas? ¿Hasta dónde estás dispuesta a llegar para lograr la felicidad plena sin dejar de ser auténtica mente tu?
Esta semana, vi el corto “Soltera a los 35” donde Paula cuenta cómo fue viendo casar a todas sus amigas, mientras ella permanecía allí como si fuera un “testigo fantasma” para los demás. Y es que cuando no “encajas”, no “existes”. O, lo que es peor, eres castigada.
Lo que plantea un poco el corto es que la libertad pareciera tener una fecha de expiración, como si a los 30 cayera una suerte de “Cortina" que dijera HASTA ACÁ LLEGAS. A los 20 es como si estuviéramos habilitadas a hacer lo que queremos: viajar, probar suerte, tener novios, amantes, caminar sin rumbo… pero un día, parece, no se para quién, HAY QUE SENTAR CABEZA. Y hacerlo COMO SE DEBE.
A Paula, su madre le dice que tiene que “hacer el esfuerzo” de convivir con alguien, su padre le suma: “si buscas la perfección no vas a encontrarla nunca” y la abuela remata: “es muy feo quedarse sola”
…y yo digo: ¿Es feo quedarse sola?; ¿no tener pareja es estar sola?; ¿Es feo poder elegir y es lindo hacer el esfuerzo de ser feliz? ¿La felicidad es un esfuerzo? ¡Dejémonos de joder un poquito! Lo que pasa es que esos “mandatitos” están ahí, flotando alrededor nuestro incluso cuando no nos damos cuenta, mientras hacemos la cola del banco, mientras vamos a nuestro trabajo de mierda para quedarnos tranquilas de que no nos va a faltar nada y que estamos haciendo las cosas bien…. ¡¡¡BASTAAAA!!, ¡ES MENTIRA! ¡ES FIN DE AÑO y HACE CALOR ! Y eso que yo hice todo bien.
No nos dijeron nunca cómo son las cosas de verdad. Que podemos elegir lo que queremos, que ser auténticos es lo único que garantiza la felicidad y que eso no es ningún esfuerzo. Ciertamente un día tienes que crecer y dejar atrás las idioteces alegres y alguna que otra cosa también. Tooodo no se puede. Esas historias de amor fogosas, apasionadas, que no llevan a nada y geniales; los amores psico-imposibles; los amores de tu vida por los que lloraste como una enferma y que no duraron más de 3 meses; la libertad libertina, donde nuestro corazoncito HeavyMetal llevaba las riendas y no nos daba culpa… ¡Cómo extraño todo eso! Aunque, la verdad verdadera es que hoy todo eso simplemente no me satisface ni me emociona tanto. Extraño cuando el vértigo era emoción. Hoy se convirtió en angustia. Llámenme estúpida, pero seguro no soy la única.
Creo que los 30 vienen con obligaciones, los hijos con responsabilidades y cualquiera de las dos opciones (las dos juntas ni te digo) te regalan un baúl de culpas. Culpa por todo eso que decidiste hacer en contra de lo que hace la mayoría, lo que los demás consideran “LO MEJOR”… sucede que, como plantea el corto de Paula, una mujer siempre es una mujer partida: la mujer que fue, la que quiso ser, la que quisiera ser y la que puede ser sin traicionarse. Con una cuota de responsabilidad, sí, pero con una parte de libertad, de rebeldía, otra parte un poco más estándar y otra un poco más espiritual. Y la verdad es que, a mis 35 años me di cuenta que lograr ser la que una quiere ser es posible …aunque te choques con ese maldito muro que te muestre una y mil veces el cartel de “TODO LO QUE DEBERÍAS HABER HECHO”. No le creas. No te exijas lo que no eres, lo que no te sale de las tripas.
Será fin de año, navidad y lo que sea pero si nos aceptamos como somos realmente, si valoramos de una vez todo lo que hemos hecho y construido, LA FELICIDAD ES UNA OPCIÓN POSIBLE. ASÍ QUE, ¡MUCHAS FELICIDADES!
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