Escupir amenazas al viento: una idiotez obligada de todos los tiempos. Si no amenazaste a tus hijos con idioteces que nunca cumplirías no fuiste madre. No de las mías.
Amenazar a tus hijos con “mentiras” para que obedezcan, se porten bien o dejen de pelear con sus hermanos es casi una definición de padres en sí misma. Yo sé que la mayoría no lo va a reconocer, pero no soy la única y lo sé. Los he visto. ¡Les aviso que los oigo,
El peligroso efecto del día de la madre
Ayer fui a un centro médico a hacerme un chequeo. El lugar estaba lleno de embarazadas haciéndose ecografías y mamás con bebés recién nacidos… que me resultaron encantadores. Esos pequeños extraterrestres con ojos de viejito me dieron ternura, me dieron ganas de tenerlos a upa, me descubría sonriéndoles… ¡¿ NOOO, FIORELLA ,EH?! ¡PELIGROSÍSIMO! ¡Basta, chiquita, que ya cerraste la fábrica! Me “la cocí” y juré que nunca más… Aunque no sé qué es peor, si esa ternura en mí o las ganas de tener otro bebé a upa… en todo caso, estoy segura que “ESO” es parte del PELIGROSO EFECTO DÍA DE LA MADRE. Es rarísimo, ayer en ese centro médico me sentía como Eddy Murphy en la película “Dr. Dolittle”, en la que encarna a un veterinario que entiende todo lo que dicen los animales.
Esa cosa horrible llamada Mami
Todo eso que juraste que nunca harías o dirías… ¡y lo terminaste haciendo! ¡Lo lograste! Te convertiste en ESA COSA HORRIBLE LLAMADA MAMI.
MAMI: Es eso en lo que te transformas el día que entraste a la clínica para parir, dando tu nombre y apellido, pero después del primer pujo escuchaste a la Obstetra decir: “Vamos, haz fuerza mami”. Eso que te dijo la enfermera cuando te vio llorar la primera vez que diste la teta: “Vamos, no llores, mami”. Ó El día de la primera reunión en el Kinder de tu hijo: “¡A ver las mamis!” .
MAMI: Es eso en lo que te transformas el día que entraste a la clínica para parir, dando tu nombre y apellido, pero después del primer pujo escuchaste a la Obstetra decir: “Vamos, haz fuerza mami”. Eso que te dijo la enfermera cuando te vio llorar la primera vez que diste la teta: “Vamos, no llores, mami”. Ó El día de la primera reunión en el Kinder de tu hijo: “¡A ver las mamis!” .
Cuando eras bebé
Cinco años pasaron desde que escuche tu llanto por primera vez. Cinco años que nos separan de noches en vela, kilómetros gateando en el piso de la casita de San Miguel, cinco años que te acunaba en mis brazos para encontrarte con los angelitos de tu sueño. Ahora te lavas los dientes y te vistes solo,