Cuando los bebitos que estaban en brazos de sus madres lloraban, como que me venía una voz desde adentro que me decía lo que le pasaba a cada uno, una certeza que creo que no tuve ni con los míos propios: “Ese tiene hambre”; ó “Le duele la pancita” ..POR DIOS! Le llegué a dar consejos a un par de primerizas y le pedí a otra que me preste a su criatura para enseñarle un par de maniobras para sacarle los peditos al cuchurrumín. ¡MADRE DEL CIELO!, ¡¿EN QUÉ ME HE CONVERTIDO?! a lo que voy es que mis hijos ya están grandes, y yo ya me amigué con los años de crianza y sí, lo confieso, extraño el tiempo en que eran bebés y podía estar echada con ellos. Quizás no supe disfrutar de esa calma lo suficiente. En fin, quizás este blandecimiento se deba a la cercanía del horrendo día de la madre, que será una joda pero es lo que hay. Así que propongo que aprovechemos este día para honrar cada segundo de la crianza de nuestros hijos (por más bestias que sean) y agradecer la posibilidad de tenerlos, de acompañarlos y de disfrutar cada una de sus sonrisas y sus conquistas.
PD: Como mamá y como mujer aprovecho y saludo a todas las mujeres que están buscando quedar embarazadas, a aquellas que lo intentan desde hace mucho, o se realizaron miles de tratamientos, y aún no lo logran, a las que perdieron su embarazo pero van por más, y a mis congéneres que elijen no tener hijos y que Día de la Madre se alegran de no tener que recibir a toda la familia en su casa. A todas ustedes, SALÚ!!!
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