Cuando era chica aprendí que
había 2 palabras mágicas que lograban lo que sea, además de definir la buena
educación: POR FAVOR Y GRACIAS
-Quiero un alfajor…
-¿Cómo se pide?
-Por favor.
-Mmmmhhhhh, qué rico. Quiero gaseosa.
-Sí, pero antes qué se dice.
-¡Gracias!
Así me daban cualquier cosa. Era
Mágico. Y yo de muy chiquita ya era muy vivaracha y después fui mamá… y me metí todas mis estrategias en el
culo. Dios me castigó.
Mis hijos, en cambio, manejan
otras palabras mágicas. Y también logran lo que quieren… pero por cansancio.
Una, la peor de todas, es MAMÁ: esa palabra que una
espera ansiosa durante un largo año para que la digan… y después te la pasás
pidiendo que no la digan más. Mi madre decía que parecíamos terneros: “Maaaaaaaaaaa. Maaaaaaaaaaaaaa. Maaaaaaaaa”
Y hay otras palabras también.
Cada niño tiene la suya.
Bueno mis hijos tienen un fucking
lector de movimiento o de temperatura humana (no sé), y cuando uno se acerca le
piden algo.
La palabra de Gael es UPA.
Ni upa dice porque ni el esfuerzo hace de hablar, pero igual pide. Se da el
lujo y… bracitos arriba… ”UPAAAAA”.
A papá a mamá ,a la hermana .Así de fácil. Sabe que después le dan pan y
juguito. UPA. Ni UPA. Ni por favor. ¿¡Qué esperanza?!
Abi su palabra es SED.
“Tengo sed”. “Má, tengo sed”, “Pá, tengo sed”, “Tengo sed”, “Tego sed, tengo sed, tengo sed”.
Lo dice tres veces, como si fuera... Eso sí, gracias no te dice ni cagando.
Y hablando de palabras, anoche lo
reté a Cesar porque hizo una de esas cosas que
hacen los chicos. Vació todos los cajones de juguetes en el piso de la
habitación 10 minutos antes de dormir. Está bien que lo haga. Y permítanme que
lo joda, porque también es parte de la costumbre, ¿o no?. Él lo va seguir
haciendo igual y yo lo voy a seguir retando. La cuestión es que antes de que se
fuera a dormir tuvimos un intercambio de conceptos educativamente importantes,
que terminaron con una de mis frases de cabecera: “DEJA DE FREGAR, YAAA”
En la mañana me sentí con culpa,
lo abracé fuerte: “Perdóname chechi,
por favor”. POR FAVOR. ¿Ven? ¡Lo dije!. Lo mejor fue que en ese
momento él me respondió lo más insólito y hermoso: “GRACHIAS, MAMÁ”. Por milésima vez: “¡Malditos
psicópatas!. Ellos también saben exactamente qué palabras decir y cuando. Pero POR
FAVOR y GRACIAS son las palabras mágicas. Eso y TE
AMO y ya está. Me
pueden usar de felpudo. ¿Qué quieres, más chicha? ¡Ahí va, mi chiquito!
LA palabra mágica cuando eres
grande es FLACA. Cuando eres grande y
te dicen: “¡oye, estás regia!,
¿estás más flaca?” es lo mismo. Les sonríes y entregas lo que sea.
¿O no? Te alegran el día, te pones de buen humor y te sientes realmente divina
aunque seas el mismo tanque que se fue de su casa en ojotas. “MÁS FLACA”, para
una mujer, es mejor que inteligente, mejor madre, mejor que un aumento. MÁS
FLACA es el cielo. Y todos lo saben. Asi que no se hagan, ¿eh?. Cuando mi marido
me dice “Ese vestidito te hace flaca”
ya sé lo que está viniendo a buscar.
Yo creo que las primeras palabras
que un niño dice lo definen bastante.
El que dice MAMÁ va a ser un faldero. El que diga PAPÁ:
un traidor (jajajaja) y así.
La primera palabra de Abi fue AGUA,
como era previsible. Y la segunda LUNA. Fue romántica desde chiquita.
Y el bravo de mi hijo segundo,
aunque habla media lengua, hay solo dos palabras que dice (o intenta):¡ NO y MALO! ¡Un jodido! Jajajaja.
Imaginense a tamaña pulga que juega a pegar y grita: “NO… MAO… MAAAAÓ!” Y le pega a
algo.
¿Y yo? ¿A que no saben cuál fue
mi primera palabra?… Me encantaría poder generar expectativa y que me manden posibles
palabras y elegir la mejor… bla,bla,bla y contarles la próxima. Pero bueh,
sabemos que no son así las cosas.
Mi primera palabra fue PAPA (de comida, no papá). No podría haber
sido otra la palabra de la hija de una sobrealimentadora.
“Mamá, papa. Papa para la bebe”.
Ya de adolescente, resulté inapetente. ¿Ven lo que les digo? Las palabras
definen a las personas.
Y cuando vengo y digo la verdad,
como que a veces una odia a sus hijos… ¿soy SINCERA? NO. Soy una MIERDA. Pero a
mí no me agarran. Por mí que se maten, total, a las palabras se las lleva el
viento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario