A escondidas como caramelos, postrecitos, snacks y tomo gaseosas. Después tengo que mentir mucho. A veces, en la cocina de casa se pueden vivir escenas como ésta que le pasó a una amiga:
Hijita - ¿Qué comes, mami?
Mami mentirosa - Nada
Hijita - ¿A ver?
Mami mentirosa esconde el caramelo bajo la lengua
Mami mentirosa - ¿Ves? Nada
Hijita - A ver, levanta la lengua si no tienes nada
Mami mentirosa hace malabares con su lengua para levantarla ocultando el caramelo y diciendo “¿ves?”. Se atraganta por mala. Le saca el caramelo.
Hijita - ¡Mentirosa! ¡Tenías un caramelo! ¿Ahora me das uno?
Mami mentirosa- Es que pican, no te va a gustar
Hijita - Déjame probarlo a mi
Mami mentirosa – Es que es un chicle, y tu no puedes comer chicle
Hijita – No es un chicle, es duro, tiene forma de caramelo
Mami mentirosa- ¡Bueno… no te quería decir… pero es un remedio!
Hijita - Bueno entonces convídame tu gaseosa
Mami mentirosa y acorralada- ¡gorda, es vino!
Papi metido – Mami toma remedios con alcohol, mami tiene problemitas.
Hijita se rie y papi le termina comprando una golosina excesivamente enorme e innecesaria.
Otras cosas que hago para no convidar:
Comer un chocolate antes de entrar a casa
Encerrarme en la cocina con un vaso de gaseosa, palitos y una revista cuando Cesitar está atrapado por un capítulo estreno de Peppa Pig
Tener una reserva oculta de caramelos en la mesita de noche e ir cambiándolos de lugar cuando me descubren.
Todo con tal de no convidar. Y después la culpa.
Por comer a escondidas, por no hacer dieta y porque me la paso diciendo a mis hijos "hay que compartir" y "no hay que mentir" para después ser la peor madre de todo el mundo mundial.
Nada me saca más de la culpa y de la angustia que echarle la culpa a Willy. Es lo mejor del matrimonio. Eso, o pensar que él es peor que yo.
Y la verdad que sí, peor Willy, que SIEMPRE se come la última porción y el último postrecito sin preguntar si alguien quería. Por lo menos yo como a escondidas cosas que yo misma me compro para tal fin, y no me liquido las reservas familiares de dulces o galletitas rellenas. Willy y yo tenemos el Síndrome del Hermano Atragantado, que es luchar por la propia porción atacando la comida para que el otro no se la coma.
Bueno los dejo porque manché el teclado con el azúcar del alfajor blanco. La seguimos.
jajajajajjajjaa
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